Una situación desesperada y trágica se vive en la Franja de Gaza, donde más de 500 palestinos han perdido la vida desde mayo en los puntos de distribución de alimentos organizados por la Fundación Humanitaria de Gaza. Según la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 410 personas han sido asesinadas por el ejército israelí mientras intentaban acceder a la escasa ayuda, y otros 93 murieron cuando buscaban obtener los alimentos distribuidos por la ONU y otras organizaciones.
Esta situación dramática es el resultado directo del bloqueo impuesto por Israel desde principios de marzo, que ha dejado a Gaza al borde de la hambruna. Con la entrada de alimentos casi completamente restringida, la población desesperada se ve obligada a arriesgar sus vidas en un intento por conseguir los pocos recursos disponibles a través de la Fundación Humanitaria de Gaza, la única fuente de ayuda.
Un sistema militarizado que pone en peligro a los civiles
Según el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas, Thameen Al-Kheetan, el militarizado sistema israelí de distribución de asistencia contradice los estándares internacionales y «pone en peligro a los civiles, contribuyendo a la catástrofe humanitaria de Gaza».
Al-Kheetan afirma que los asesinatos de civiles desarmados en estos puntos de distribución de alimentos deben ser investigados como posibles crímenes de guerra. Además, advierte que la conversión de la entrega de comida en un arma también puede ser considerada un crimen de guerra.
La ONU exige que Israel levante las restricciones
La Oficina de Naciones Unidas ha exigido a Israel que deje de disparar a las personas que intentan conseguir comida y permita la entrada de alimentos y ayuda humanitaria, respetando el derecho internacional. Asimismo, ha reclamado que se levanten las «ilegales restricciones» al trabajo de la ONU y otros actores humanitarios en Gaza.
Si Israel no atiende a estas demandas, los casos podrían ser presentados ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el tribunal de la ONU con sede en La Haya. La comunidad internacional no puede permanecer impasible ante esta tragedia humanitaria que se desarrolla en Gaza.
