En Irán, la tenencia de perros como mascotas se ha convertido en un tema de gran controversia y conflicto. Desde la Revolución Islámica de 1979, estos animales han sido vistos como «impuros» y un símbolo de la influencia occidental, lo que ha llevado a las autoridades a implementar una serie de medidas cada vez más estrictas para limitar su presencia en el país.
Recientemente, Irán ha prohibido el paseo de perros en 18 nuevas ciudades, extendiendo una normativa que ya se había impuesto en Teherán en 2019. Las autoridades argumentan que la presencia de estos animales «atenta contra el orden público, la seguridad e incluso, la salud». Según el fiscal de la ciudad de Hamedan, Abbas Najafi, «pasear perros es una amenaza para la salud pública, la paz y la comodidad».
Medidas Extremas Contra la «Occidentalización»
Esta prohibición se enmarca en una campaña más amplia del gobierno iraní por erradicar todo aquello que consideren una influencia occidental. Desde 2010, el Ministerio de Cultura y Orientación Islámica ha prohibido la publicidad de mascotas y productos relacionados con ellas. Incluso se llegó a proponer un proyecto de ley para multar y azotar a quienes pasearan perros, aunque finalmente no fue aprobado.
Según veterinarios consultados, la policía ha detenido a personas «por pasear a sus perros o incluso por llevarlos en sus coches, basándose en su interpretación de lo que podría verse como símbolos de occidentalización». Además, se habrían creado «prisiones» para las mascotas incautadas, donde los animales permanecían en condiciones deplorables mientras sus dueños enfrentaban problemas legales.
La Lucha Contra la Tenencia de Mascotas
Estas medidas drásticas reflejan la determinación del gobierno iraní por erradicar la tenencia de perros, considerada una práctica ajena a la cultura y las tradiciones islámicas. Algunos legisladores incluso han propuesto confiscar todos los perros y llevarlos a zoológicos o abandonarlos en el desierto.
La prohibición del paseo de perros en Irán es un claro ejemplo de cómo las autoridades están dispuestas a ir a extremos para combatir lo que perciben como una amenaza a la identidad y los valores nacionales. Esta lucha contra la «occidentalización» a través de la tenencia de mascotas revela la complejidad de las dinámicas socioculturales en el país.
