El chemsex, una mezcla de fiestas, drogas y sexo, se ha convertido en un fenómeno cada vez más visible, especialmente entre la comunidad LGBTQ+. Aunque algunos lo ven como una forma de libertad sexual y placer intensificado, esta práctica conlleva riesgos físicos y psicológicos significativos.
¿Qué es el chemsex?
El término chemsex surge de la fusión de las palabras chems (en referencia a las sustancias químicas) y sex. Se refiere al uso intencional de drogas psicoactivas durante encuentros sexuales, con el objetivo de intensificar la experiencia y prolongar su duración. Las sustancias más comunes en este contexto son las metanfetaminas, la ketamina y el GHB (gamma-hidroxibutirato), también conocido como «chorro».
En algunos casos, las drogas se administran por vía intravenosa, práctica conocida como slamsex. Este consumo suele ir acompañado de prácticas de alto riesgo, como múltiples parejas, relaciones prolongadas y escaso uso de protección.
Riesgos físicos y psicológicos
El chemsex ha derivado en un aumento preocupante en la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), además de intoxicaciones, sobredosis y dependencia. A nivel psicológico, los participantes pueden enfrentar sentimientos de culpa, aislamiento y angustia. En casos extremos, se han reportado episodios de psicosis, ideación suicida y pérdida total de control.
El chemsex representa una mezcla peligrosa de sustancias y comportamientos que pueden tener consecuencias devastadoras para la salud física y mental de quienes lo practican.
Motivaciones y patrones de consumo
Las razones por las que algunas personas se involucran en el chemsex son complejas y multifacéticas. Algunas de estas sustancias pueden generar sensaciones de excitación, desinhibición y seguridad, lo que altera la experiencia sexual en comparación con el estado sobrio. Incluso, hay quienes las consumen para realizar juegos o fantasías sexuales, o para reducir el potencial dolor de prácticas extremas.
Si bien en algunos casos el chemsex se practica de manera experimental o puntual, en otros la frecuencia es mucho mayor. A mayor frecuencia y mantenimiento de esta actividad a lo largo del tiempo, es más probable que se presenten efectos no deseados, consumos problemáticos y adicción.
Abordando el chemsex de manera integral
Para abordar el fenómeno del chemsex de manera efectiva, se requiere un enfoque integral que considere los aspectos individuales, comunitarios y sociales que influyen en esta práctica. Es crucial brindar información, recursos y apoyo a las personas involucradas, con el objetivo de reducir los riesgos y promover prácticas sexuales más seguras y saludables.
Solo a través de una comprensión profunda y una respuesta multidisciplinaria podremos abordar los desafíos que plantea el chemsex y ayudar a quienes se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.