Señor director: Chile alberga la mayor comunidad de origen palestino fuera del mundo árabe, quizás porque somos el país más distante y seguro al que podían optar. Hoy, somos testigos de un genocidio en vivo y en directo, donde lactantes mueren de hambre entre los escombros mientras autoridades chilenas, sin pudor, justifican estos crímenes.
No se trata de una «opinión distinta», sino de una postura honesta frente a quienes hacen explotar a familias completas o impiden que llegue alimento, agua y atención médica a Gaza. Por esto, los pueblos del mundo se han manifestado en apoyo a Palestina, y cada vez son más los países que llaman al embargo militar a Israel como la única medida que detendrá la limpieza étnica.
Históricamente, Chile ha tenido una postura madura y visionaria en política exterior, representada por una Cancillería que nos ha distinguido ante el mundo. Sin embargo, ahora tenemos a un senador y presidente de partido político, Jaime Quintana, respaldando los peores crímenes que está conociendo la humanidad hoy. Esto determina qué tipo de personas somos y qué tipo de país queremos ser.
Rompiendo el Silencio: Chile Debe Asumir un Papel Protagónico
Nuestro país es y será la tumba de los libres o el asilo contra la opresión. No podemos ser cómplices de este genocidio. Debemos ratificar nuestra histórica postura de defensa de los derechos humanos y la justicia internacional, como lo expresó el diputado Gonzalo Winter: «Esto determina qué tipo de personas somos y qué tipo de país queremos ser».
Es hora de que Chile asuma un papel protagónico en la denuncia y el rechazo a la violencia y la opresión que sufre el pueblo palestino. Debemos alzar nuestra voz y tomar medidas concretas, como el llamado al embargo militar a Israel, para detener esta limpieza étnica y garantizar la protección de la vida y la dignidad de todos los seres humanos.
Construyendo un Futuro Más Justo y Equitativo
Como país que ha sufrido la opresión y la violencia, Chile tiene la responsabilidad moral de ser un faro de esperanza y solidaridad para aquellos que luchan por su libertad. Debemos aprovechar nuestra posición privilegiada y nuestra trayectoria en política exterior para liderar la defensa de los derechos humanos y promover soluciones pacíficas y duraderas al conflicto en Palestina.
Nuestro compromiso con la justicia y la dignidad humana debe ser inquebrantable. No podemos permitir que la complicidad y la indiferencia se impongan sobre la compasión y la solidaridad. Es hora de que Chile se convierta en un refugio para los oprimidos y un ejemplo de cómo construir un mundo más justo y equitativo para todos.
