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miércoles, mayo 28, 2025

Dignidad Obrera: ‘Pedro, Juan y Diego’ Reflexiona Sobre la Lucha por el Trabajo Decente

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La obra Pedro, Juan y Diego ha vuelto a escena, manteniendo intacta su esencia de teatro popular y su reflexión sobre la dignidad del trabajo. Escrita por David Benavente y dirigida por Jesús Urqueta, esta propuesta clásica del Teatro Ictus sigue siendo tan relevante hoy como lo fue en sus inicios, hace casi 50 años.

La historia gira en torno a tres obreros de la construcción contratados en el Programa de Empleo Mínimo (PEM), uno de los subempleos creados por la dictadura para paliar la brutal cesantía de la época. Pedro, Juan y Diego son personajes que representan a millones de trabajadores que luchaban por mantener su dignidad en condiciones precarias.

Una Resistencia Mínima, pero Poderosa

Para la temporada 2025, el director Jesús Urqueta ha agregado una mirada histórica y política a la puesta en escena, rasgo característico de sus trabajos. Esto permite a los espectadores jóvenes comprender mejor el contexto en el que se estrenó originalmente la obra, incluyendo grabaciones sobre los crímenes ocurridos en 1976.

El personaje de Don Carlos, interpretado por el actor Víctor Montero, es un «mando medio» que debe coordinar a las cuadrillas de obreros. «Es un tipo que tiene un poco más de poder. No sabe de construcción, pero tiene que coordinar a las cuadrillas que, fundamentalmente, se dedicaban a hacer hoyos. Sobre él estará el inspector de obras, mucho más cercano a la clase dirigente», explica Montero.

A pesar de su posición de relativo poder, Don Carlos también forma parte de un sistema laboral que precariza a los trabajadores. «Hoy, evidente y lamentablemente, hay condiciones de trabajo iguales o peores. Uno, como trabajador, pertenece a un sistema laboral que precariza y, de alguna manera, nos dedicamos a hacer puros hoyos, como en la obra», reflexiona el actor.

Humor y Dignidad: Un Testimonio Político

Más allá de ser una obra política, Pedro, Juan y Diego se perfila como un «testimonio político» que muestra el día a día de estos maestros de la construcción obligados a trabajar por el salario mínimo. «Creo que Pedro, Juan y Diego es un testimonio político más que una obra política. No propone un manifiesto. Muestra el cotidiano de unos maestros de la construcción que están obligados a trabajar por el mínimo. Con la fuerza del humor, reflexiona sobre la dignidad del trabajo», señala Víctor Montero.

Si bien la obra no pretende levantar una voluntad en torno a un «enemigo común», sí logra transmitir una «resistencia cultural» que, a través del humor y la empatía, aborda temas como la precariedad laboral y la búsqueda de la dignidad en tiempos difíciles.

Un Ejercicio de Memoria y Reflexión

Para Víctor Montero, interpretar a Don Carlos en Pedro, Juan y Diego es una oportunidad de conectar con la historia del Teatro Ictus, compañía con 70 años de trayectoria y una fuerte impronta en la memoria y la resistencia cultural del país.

«Esuna obra muy genuina que le dio un respiro a la gente de la época que podía ir al teatro. Ahora, uno la descubre como un ejercicio de memoria: hay lenguajes de los 70, una visión de la mujer, de la pareja y del trabajo muy distinta a la de hoy. Y tiene mucho humor.»

Más allá de su valor histórico, la obra sigue resonando con fuerza en la actualidad, ofreciendo una mirada empática y reflexiva sobre la lucha por el trabajo digno. «Hay tambiénuna epopeya social que, revestida de humor, pasa como bálsamo. Hemos tenido sala llena, la gente se va muy agradecidacon este ejercicio de memoria y de entender una época con situaciones de verdad.»

En un momento en que la precariedad laboral sigue siendo una realidad para millones de trabajadores, Pedro, Juan y Diego se erige como un testimonio poderoso y vigente sobre la búsqueda de la dignidad en el mundo del trabajo.

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