Donald Trump se ha visto envuelto en una gran polémica después de que se revelara que Qatar le regalará una lujosa aeronave para que la utilice como avión presidencial. En una rueda de prensa desde la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos declaró que sería «estúpido» rechazar este generoso obsequio.
Según Trump, el Boeing 747-800 que le ofrece la familia real qatarí sería destinado al Departamento de Defensa una vez que concluya su mandato. El mandatario se mostró «decepcionado» con Boeing, la compañía encargada de fabricar el nuevo Air Force One, al considerar que están demorando demasiado en reemplazar al actual, al que califica de «anticuado».
A través de sus redes sociales, Trump arremetió contra los «demócratas corruptos», a quienes acusó de insistir «en que paguemos el precio máximo por el avión» en vez de recibir la aeronave «en una transacción pública y transparente» para reemplazar al «Air Force One de 40 años». Los senadores demócratas, miembros del Comité de Relaciones Exteriores, denunciaron que el regalo representa «un claro conflicto de intereses» e «invita a la influencia extranjera» en Estados Unidos.
El Lujoso «Palacio Volador»
Según informes, el avión qatarí es tan lujoso que es conocido como un «palacio volador», con un valor cercano a los 400 millones de dólares. Los abogados del Estado y el Departamento de Justicia determinaron que es legal recibir este obsequio.
Una vez que Trump deje la Casa Blanca, planea dejar de utilizar el avión y depositarlo en su biblioteca presidencial, el espacio conmemorativo que construyen los expresidentes cuando concluyen su mandato.
La Controversia Constitucional
La Constitución de Estados Unidos establece que los funcionarios electos, como el presidente, no pueden aceptar grandes regalos de gobiernos extranjeros sin el consentimiento del Congreso. Los congresistas demócratas han denunciado que este regalo representa un «claro conflicto de intereses» y «una invitación a la influencia extranjera» en el país.
A pesar de las críticas, Trump se mantiene firme en su decisión de aceptar el lujoso avión, argumentando que sería «estúpido» rechazar un obsequio de tal magnitud. La polémica en torno a este regalo continúa generando debates y cuestionamientos sobre los límites éticos y legales de las relaciones entre el gobierno estadounidense y los países extranjeros.
