Estados Unidos, una nación que se enorgullece de sus valores de libertad y oportunidad, se enfrenta a una realidad cada vez más cruda: la deportación de niños estadounidenses y la separación de madres de sus hijos.
En un reciente informe, se reveló que la administración de Donald Trump ha concretado la deportación de 3 niños norteamericanos a Honduras, mientras que otra madre cubana fue separada indefinidamente de su hijo, también ciudadano estadounidense.
Deportaciones de Niños Ciudadanos
Según Los Ángeles Times, el pasado martes se detuvo a una mujer de origen hondureño en la ciudad de Baton Rouge, aparentemente por no tener su documentación en regla. Sus abogados afirman que la mujer no tuvo un juicio adecuado ni la posibilidad de hablar con un abogado, y fue deportada a Honduras solo tres días después, junto con sus 3 hijos menores de 2, 4 y 7 años, a pesar de que estos últimos son ciudadanos estadounidenses.
«Pienso que siguen órdenes según las cuales deben retirar a una cierta cantidad de personas al día y, honestamente, no les importa»
, declaró la abogada de la mujer, Claudia Cañizares.
Según la Agencia de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), fue la propia mujer quien pidió la deportación de sus hijos, alegando que «no quería separarse de ellos». Sin embargo, esta versión es cuestionada, ya que los niños son ciudadanos de pleno derecho y su situación se ve agravada por el hecho de que el mayor de ellos padece una extraña forma de cáncer.
Separación de Madre e Hijo Cubano
El caso de la madre cubana, Heidy Sánchez, sigue un patrón similar. Según el informe, Sánchez fue detenida después de una cita programada en las oficinas de ICE en Tampa, Florida, y deportada a Cuba solo dos días después, dejando atrás a su hija de un año, que aún recibe lactancia materna.
«Pienso que siguen órdenes según las cuales deben retirar a una cierta cantidad de personas al día y, honestamente, no les importa»
, afirmó la abogada de Sánchez, Claudia Cañizares.
Estos casos ponen de manifiesto la crueldad de las políticas migratorias actuales, que anteponen cuotas de deportación a las necesidades y derechos de las familias. Expertos en inmigración advierten que estas acciones tendrán graves consecuencias psicológicas para los niños involucrados, quienes se ven arrancados de sus hogares y separados de sus seres queridos.
La lucha por mantener unidas a las familias inmigrantes se ha convertido en una prioridad urgente para activistas y defensores de los derechos humanos. Mientras tanto, las autoridades estadounidenses deberán enfrentar las duras críticas y las consecuencias éticas de sus decisiones.