Gill Haddington, una mujer británica de 48 años, se enfrentó a una lucha extraordinaria después de sufrir lesiones aparentemente menores. Todo comenzó en 2015 cuando un frasco de perfume se le cayó en el pie, provocándole un dolor insoportable. Pese a que los estudios médicos no revelaron fracturas, el malestar se intensificó hasta el punto de que su pie se torció en un ángulo de 90 grados, con el hueso visible y múltiples ampollas y úlceras extendiéndose hasta el tobillo.
Síndrome de Dolor Regional Complejo, un raro trastorno crónico cuya causa aún no se comprende del todo, fue el diagnóstico que recibió Gill en 2016. Este síndrome suele desarrollarse después de una lesión, cirugía o accidente, con un dolor desproporcionado a la gravedad de la lesión inicial.
El dolor de Gill era tan intenso que, en 2017, decidió someterse a la amputación de su pierna derecha por debajo de la rodilla. Tras este procedimiento, Gill recuperó su alegría y vitalidad, adaptándose a su nueva vida con una prótesis y, ocasionalmente, una silla de ruedas.
Pero la lucha de Gill no había terminado. En 2020, un simple rasguño de 2,5 cm en su mano derecha, provocado por su perro, desencadenó una recaída de su síndrome. Después de ocho meses de fisioterapia sin éxito, Gill se vio obligada a someterse a la amputación de su mano en 2021.
«Sentí inmediatamente después que había recuperado mi vida,»
dijo Haddington, quien ahora se encuentra recaudando fondos para Enable, un grupo de apoyo que la ha ayudado durante su lucha y que, según ella, le salvaron la vida.
La historia de Gill Haddington es un testimonio de la fortaleza y la determinación de una mujer que, a pesar de enfrentar desafíos extraordinarios, logró reconstruir su vida y encontrar esperanza en medio de la adversidad. Su valentía y su perseverancia son un ejemplo inspirador para todos aquellos que enfrentan enfermedades raras y dolorosas.
