Nano Calderón, hijo de la reconocida figura pública Raquel Argandoña, ha roto el silencio para exponer una cruda realidad familiar: los abusos sexuales cometidos por su padre, el abogado Hernán Calderón Salinas, contra su pareja Rebeca Naranjo.
En una declaración oficial, Nano relata cómo se enteró de los hechos a través de su novia, quien le confesó entre lágrimas que su propio suegro la había acosado sexualmente. Indignado, Nano confrontó a su padre, quien en lugar de dar explicaciones, reaccionó con nerviosismo y negó los hechos, incluso desafiando a Rebeca a repetir su testimonio.
«Yo estaba mal, no podía creer que mi propio ‘padre’ fuera un abusador y que, aparte de eso, haya sido con la pareja de su propio hijo, que si bien es exactamente igual de grave que si hubiera sido con una amiga, una conocida o una desconocida».
Una Lucha por la Justicia
Nano reconoce que su reacción inicial no fue la más apropiada legalmente, pero asume su responsabilidad por los delitos cometidos, como daños materiales, amenazas y lesiones. Sin embargo, su posición frente al abuso de su padre es inquebrantable: «Yo prefiero morir antes que perdonar a un abusador sexual».
Según Nano, su padre ha intentado aparecer en medios de comunicación buscando una reconciliación, pero para él esto es una «burla». «Tengo mis valores y principios bien claros y son intransables», afirma el joven, haciendo un llamado a que más personas piensen como él para evitar que los abusadores queden impunes.
Rompiendo el Silencio
La valentía de Nano y Rebeca al denunciar públicamente estos hechos es un paso importante para visibilizar y combatir el abuso sexual, un problema que lamentablemente sigue siendo demasiado común en nuestra sociedad. Su historia es un recordatorio de que la justicia y la protección de las víctimas deben ser prioridades inquebrantables.
A pesar del dolor y la traición, Nano se niega a ceder ante la presión de perdonar a su agresor. Su determinación es un ejemplo de fortaleza y un llamado a que más víctimas encuentren la voz y el apoyo necesarios para enfrentar a sus abusadores sin miedo.
