Dino Gordillo, reconocido humorista, recientemente apareció en el programa «Tal Cual» donde abordó diversos temas, entre ellos una polémica situación protagonizada por su colega Diego Urrutia. Gordillo compartió detalles reveladores sobre las exigencias excesivas de algunos artistas en festivales y eventos.
Según Gordillo, en un festival humilde de una comuna, Urrutia habría solicitado que su pareja, Carla Jara, reemplazara al animador Juan Pablo Queraltón. Resulta que antes de mi día, iba a ir el chico que estuvo en Viña, Urrutia. Me dicen que no iba porque pidió que sacáramos a Queraltó para que animara la Carla Jara; si no, él no venía y no fue
, reveló el humorista.
Gordillo, quien durante su carrera solo ha pedido agua mineral sin gas y café, además de un cenicero si se puede fumar, expresó su indignación ante estas actitudes de divismo. A mí me da vergüenza ajena. De repente, vas a un festival humilde de una comuna que hacen esfuerzos para hacer su fiesta. Llegas y cachas el camarín de al lado con comida para ir a acampar por 15 días
, comentó.
Exigencias Excesivas y Falta de Consideración
El humorista recalcó que esta información la corroboró con el propio conductor de «Sabingo», Juan Pablo Queraltón. Me dijo que así fue
, afirmó Gordillo, dejando en claro que las demandas de Urrutia fueron reales.
Esta situación evidencia la falta de consideración y el divismo que pueden llegar a manifestar algunos artistas, incluso en eventos comunitarios donde los organizadores hacen grandes esfuerzos. ¿Por qué?, cómo vas a pasar a llevar a un animador que ya lleva un día animando en la fiesta y que está contratado
, cuestionó Gordillo.
Lecciones para la Industria
El relato de Dino Gordillo sirve como un llamado de atención a la industria del entretenimiento, donde el divismo y las exigencias excesivas de algunos artistas pueden llegar a afectar la experiencia de los asistentes y la labor de los organizadores. Es importante que los artistas mantengan una actitud de humildad y respeto, independientemente del nivel del evento.
Esta revelación de Gordillo abre un debate necesario sobre los límites éticos y profesionales que deben regir en la industria del espectáculo, donde el bienestar de la audiencia y la comunidad deben ser la prioridad, por encima de los caprichos y demandas de los artistas.