Megan King, una mujer de Illinois, Estados Unidos, vivió una experiencia extraordinaria que le cambió la vida por completo. En 2005, cuando tenía 16 años, sufrió un accidente durante una clase de gimnasia en su escuela que le provocó daños en la columna vertebral y los omóplatos. Lo que parecía ser una lesión común se convirtió en una lucha por su vida y su recuperación.
Después del accidente, Megan pasó más de un año usando muletas, pero su condición no mejoraba y el dolor era insoportable. Fue sometida a un total de 22 cirugías, sin que los médicos pudieran dar con el diagnóstico correcto. No fue hasta 2015 que finalmente se le diagnosticó el síndrome de Ehlers-Danlos hipermóvil (SEDh), un trastorno que afecta principalmente a la piel, las articulaciones y las paredes de los vasos sanguíneos, haciendo que las articulaciones sean demasiado flexibles.
La Lucha por Sobrevivir a la «Decapitación Interna»
Tras el diagnóstico, los médicos intentaron estabilizar el cuello y la columna de Megan con ortopedia. Sin embargo, al quitarle los dispositivos, sufrió una dislocación atlantooccipital, una condición en la que las estructuras óseas que conectan el cráneo con la columna vertebral se dañan.
«Eché mi silla hacia atrás para evitar que la gravedad me decapitara. Mi neurocirujano tuvo que sujetarme el cráneo con las manos. No podía mantenerme en pie»
Afortunadamente, los médicos lograron operarla de urgencia y realizar una fusión espinal que reconectaría el cráneo con la columna. Aunque Megan sobrevivió a esta terrible experiencia, desde entonces se ha sometido a 37 cirugías en su proceso de recuperación.
De Paciente a Estatua Humana Viviente
Tras la operación, los huesos de Megan quedaron literalmente fusionados, desde su cráneo hasta su pelvis, convirtiéndola en una «estatua humana». Su columna ya no se mueve en absoluto, pero eso no significa que haya dejado de vivir.
A pesar de las dificultades, Megan ha logrado retomar poco a poco sus actividades. «No es fácil, pero me estoy adaptando. Y siempre me sorprende lo que aún puedo lograr», afirma.
La historia de Megan es una verdadera inspiración. Después de enfrentar una lesión devastadora y ser diagnosticada con un síndrome poco común, ha logrado reinventarse y convertirse en una estatua humana viviente, demostrando que la fuerza de voluntad y la determinación pueden superar cualquier obstáculo.