Este domingo, Ecuador celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en una contienda que enfrenta al actual presidente, el empresario Daniel Noboa, y a la candidata del correísmo, la progresista Luisa González. Esta elección histórica llega en un momento de alta polarización política y preocupante aumento de la violencia criminal en el país.
Noboa, de 37 años, se convirtió en 2023 en el presidente más joven de Latinoamérica y de la historia democrática de Ecuador. Ahora busca un mandato completo para continuar su «guerra» declarada al crimen organizado y profundizar sus reformas económicas liberalizadoras, incluyendo la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
Por su parte, Luisa González, una abogada de origen campesino de 47 años, aspira a ser la primera mujer en ganar la Presidencia de Ecuador. Ella representa al partido Revolución Ciudadana (RC), liderado por el ex presidente Rafael Correa, y ha prometido un gobierno de «unidad» para hacer frente a los desafíos del país, especialmente en materia de seguridad y narcotráfico.
Una Elección Marcada por la Polarización y la Violencia
La polarización entre los dos candidatos es alta, como quedó demostrado en la primera vuelta, donde Noboa y González acapararon el 88,16% de los votos válidos, separados por poco más de 16.000 sufragios. Ahora, los sondeos proyectan un resultado aún más ajustado en esta segunda ronda.
Además, el proceso electoral transcurre en un escenario de violencia criminal sin precedentes, con Ecuador a la cabeza de Latinoamérica en índice de homicidios. Tan solo en lo que va de 2025, se ha registrado un promedio de un asesinato por hora en el país. Por ello, cerca de 100.000 miembros de las fuerzas de seguridad estarán desplegados para resguardar los centros de votación y el desarrollo de la jornada.
Desafíos y Propuestas de los Candidatos
Noboa ha anunciado que, de ganar, impulsará una Asamblea Constituyente para dejar atrás la actual Constitución, aprobada durante el mandato de Correa. Además, ha solicitado la ayuda de ejércitos de Estados Unidos, Brasil y Europa para combatir a las bandas criminales.
Por su parte, González ha prometido un gobierno de «unidad» que abarque a diversas fuerzas políticas para hacer frente a los desafíos del país, especialmente en materia de violencia y narcotráfico. Ella busca devolver al correísmo al poder tras ocho años en la oposición.
Sin duda, esta segunda vuelta presidencial en Ecuador se perfila como una elección histórica y trascendental, donde el futuro del país y la lucha contra la criminalidad serán los temas centrales.