El ministro de Seguridad, Luis Cordero, abordó los desafíos que enfrenta su cartera y la creciente relevancia que ha tomado la seguridad en el debate público previo a las próximas elecciones presidenciales. Cordero advirtió que «los índices de temor en Chile son extremadamente altos», especialmente entre quienes «desconfían de la institucionalidad». Por ello, enfatizó que «es tan perverso utilizar como estrategia política el temor, como una estrategia electoral».
Según Cordero, «la única manera de tener éxito en materia de seguridad es fortaleciendo las instituciones estatales, no corroyéndolas». Señaló que si la seguridad se ve «de un punto de vista simplemente de contingencia electoral, no vamos a cumplir el propósito central que teníamos con la creación del Ministerio de Seguridad, que es desacoplar la seguridad de la política contingente».
Evitar la Politización de la Seguridad
Cordero criticó el uso de la seguridad como una «trinchera electoral», afirmando que de ser así, «vamos a quedar en un ciclo político de cuatro años del cual el país solo va a salir perjudicado». Advirtió que «cuando el sistema institucional no funciona, cuando la política se polariza, hay un solo tipo de organización que se beneficia, que son las organizaciones criminales».
Aprendiendo de Experiencias Internacionales
Ante las comparaciones con las medidas adoptadas en El Salvador por el presidente Nayib Bukele, Cordero señaló que si bien respeta el proceso de dicho país, «hay que tener mucho cuidado con asimilar que las estrategias extranjeras que han sido exitosas o que han sido desastrosas pueden uno homologarlas al país». Destacó que «Chile ha tenido la estrategia de fortalecer a sus policías civiles en aquellos lugares donde ha considerado adecuado un trabajo integrado, y esas son prácticas institucionales que en el país ha tenido buenos resultados».
En resumen, el ministro Cordero hace un llamado a despolitizar la seguridad y a fortalecer las instituciones estatales como la clave para abordar los desafíos de seguridad de manera efectiva y responsable, evitando que las organizaciones criminales se beneficien de la polarización política.