Muchas veces, nuestras dificultades para establecer relaciones sanas y duraderas tienen sus raíces en nuestra infancia. La psicóloga experta en trauma, Annie Tanasugarn, explica que cuando ciertas necesidades básicas de un niño no son satisfechas adecuadamente, esto puede tener un impacto negativo en nuestros vínculos afectivos futuros.
Tanasugarn señala que experiencias traumáticas como inestabilidad, violencia, traición, abandono o abuso emocional o físico durante la niñez, a menudo desencadenan patrones disfuncionales en la edad adulta. Estos «agujeros» en el desarrollo emocional pueden llevar a conductas y creencias que nos hacen elegir relaciones tóxicas, que «resuenan» como familiares o cómodas, a pesar de ser perjudiciales.
3 Carencias Clave que Afectan Tus Relaciones Amorosas
1. Falta de Seguridad
Cuando un niño no puede sentirse seguro y confiar en que sus cuidadores estarán allí para ayudarlo de manera constante y confiable, esto crea traumas de apego y problemas relacionales en la adultez. La persona puede buscar «perseguir» la seguridad en sus relaciones, cayendo en dinámicas de «rescatador/víctima» o desarrollando un trastorno de la personalidad como el narcisismo.
2. Falta de Autonomía
Si a un niño no se le enseña a ser autónomo y a confiar en su propio juicio, puede crecer creyendo que es incapaz de cuidarse a sí mismo y buscando constantemente validación externa y aprobación. Esto lo puede llevar a ser «pegajoso» e incapaz de tomar sus propias decisiones en las relaciones.
3. Falta de Amor
Cuando un niño no se siente amado, puede confundir el sexo con la intimidad, la codependencia con el amor o el abuso con la conexión. Esto lo pone en mayor riesgo de problemas de salud mental como depresión, baja autoestima o comportamientos compulsivos hacia el amor.
Si te sientes identificado con alguna de estas carencias, es importante que busques ayuda psicológica para enfrentar y superar estos patrones. Sólo así podrás desarrollar relaciones amorosas sanas y duraderas que te brinden la felicidad que mereces.
