Chile, el mayor productor de cobre del mundo, se enfrenta a los desafíos de la guerra comercial desatada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, confía en que los numerosos acuerdos comerciales que el país mantiene con más de 60 países, que representan el 85% del PIB mundial, le otorgan una mayor flexibilidad y oportunidades para reorientar su comercio exterior.
Según Marcel, Chile cuenta con ventajas que le permiten sortear mejor las dificultades que puedan derivarse de los aranceles recíprocos anunciados por Trump. Por un lado, Chile produce principalmente materias primas, alimentos y otros bienes que no están en el centro del conflicto comercial, que se enfoca más en el sector industrial y tecnológico. Esto significa que industrias clave seguirán funcionando y requerirán los insumos que Chile produce, como el cobre, lo que abre nuevas oportunidades.
Además, la diversificación de los mercados de exportación de Chile, que incluye a China, Estados Unidos y Japón, entre otros, le otorga una mayor capacidad de adaptación y resiliencia ante los cambios en el comercio internacional. Marcel reconoce que la guerra comercial tendrá un impacto negativo en la actividad económica mundial, pero afirma que Chile cuenta con «muchas alternativas a las que recurrir».
Integración regional: una oportunidad para mitigar los efectos
En este contexto, el ministro de Hacienda destaca que la mayor integración regional en América Latina y el Caribe, impulsada en las recientes reuniones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Santiago, puede ser una oportunidad para compensar o mitigar el impacto de los conflictos comerciales. Sin embargo, Marcel reconoce que la integración regional ha sido una «promesa» que ha costado mucho materializar en el pasado.
Pese a los desafíos, Chile se muestra confiado en su capacidad de adaptación y en las oportunidades que se abren en medio de la guerra comercial. La diversificación de sus mercados, la producción de bienes clave y la búsqueda de una mayor integración regional son algunas de las estrategias que el país está implementando para hacer frente a los efectos de las tensiones comerciales impulsadas por la Administración Trump.
Cobre: la gran amenaza y oportunidad
Una de las principales preocupaciones de Chile es la posible imposición de aranceles por parte de Estados Unidos al cobre, su principal producto de exportación. Bajo el argumento de la seguridad nacional, Trump anunció el inicio de una investigación para determinar si la alta dependencia de las importaciones de cobre representa un riesgo para el país y, en caso afirmativo, tomar medidas para restringirlas.
Chile, que exportó más de 50.800 millones de dólares en cobre en 2024, principalmente a China, Estados Unidos y Japón, deberá estar atento a los posibles impactos de esta medida y buscar alternativas para diversificar aún más sus mercados. Sin embargo, el ministro Marcel también ve en esta situación una oportunidad para que las industrias que requieren cobre sigan funcionando y generen nuevas oportunidades para el país.
En resumen, Chile se enfrenta a los desafíos de la guerra comercial de Trump con una estrategia diversificada y flexible, aprovechando sus ventajas en la producción de materias primas y alimentos, así como su amplia red de acuerdos comerciales. La integración regional y la búsqueda de nuevas oportunidades en medio de la crisis son las claves para que el país sorteé con éxito los efectos de las tensiones comerciales.