Hace cinco años, el mundo se enfrentó a una transformación sin precedentes en la forma de trabajar. La pandemia de COVID-19, que comenzó como una pequeña noticia en China, se expandió rápidamente por todo el mundo, obligando a millones de personas a adaptarse a una nueva realidad laboral.
El teletrabajo, de solución de emergencia a beneficio en retroceso
Ante las restricciones de movilidad y las cuarentenas, el teletrabajo se convirtió en la opción adoptada a la fuerza por la mayoría de las empresas. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 85% de los trabajadores del mundo se vieron afectados por estas medidas. Antes de la pandemia, solo unas 260 millones de personas practicaban el teletrabajo, pero en 2020 esta cifra se disparó hasta los 557 millones.
En Chile, por ejemplo, antes del COVID-19, solo el 0,5% de la fuerza laboral utilizaba el trabajo a distancia. Sin embargo, durante la pandemia, el máximo de personas trabajando desde casa se alcanzó en el trimestre junio-agosto de 2020, llegando al 20,3%. Pero para el trimestre mayo-junio de 2024, esta cifra cayó al 3,2%, siendo más común entre las mujeres (3,9%) que en los hombres (2,7%).
Esta tendencia de retroceso del teletrabajo se observa también en otros países. En Brasil, el 80% de las empresas adoptaron el trabajo remoto en 2020, pero en 2023 la cifra se desplomó al 8,2%. En Estados Unidos, la adopción del teletrabajo llegó al 60% del total de días laborales en el primer año de la pandemia, pero luego bajó a la mitad. Y en la Unión Europea, si bien el COVID-19 motivó una mayor implementación del trabajo a distancia, en 2023 la cifra cayó al 8,9%.
El regreso a la oficina: ¿una tendencia irreversible?
Expertos señalan que, si bien la caída en el porcentaje de quienes realizan teletrabajo era esperable, la tendencia se ha vuelto más estable desde 2023. En el caso de Estados Unidos, el trabajo remoto se ha mantenido en torno al 30% de los días laborales. Sin embargo, en grandes empresas e incluso gobiernos, el teletrabajo, especialmente en su modalidad completamente remota, estaría perdiendo terreno.
Un ejemplo de esto es la decisión de la plataforma Zoom, tan utilizada durante la pandemia, de llamar a sus trabajadores al trabajo presencial al menos dos veces a la semana. Incluso, la administración del expresidente Donald Trump en Estados Unidos emitió una orden para establecer el trabajo presencial al menos cuatro días a la semana para los empleados públicos, contando con el apoyo del empresario Elon Musk, quien se ha mostrado abiertamente en contra del teletrabajo.
En conclusión, si bien el teletrabajo se convirtió en una solución de emergencia durante la pandemia, permitiendo que muchas empresas siguieran operando y evitando la pérdida de miles de empleos, ahora parece estar perdiendo terreno, a pesar de sus beneficios. La tendencia hacia el retorno a la oficina, impulsada por algunas grandes empresas y gobiernos, plantea interrogantes sobre el futuro de esta modalidad laboral.
