En un día que debía ser de reflexión y celebración de la vida, la Plaza de Armas de Santiago se convirtió en el escenario de un tenso enfrentamiento entre un grupo de evangélicos y los efectivos de Carabineros. La actividad, organizada por el Ministerio Cristiano Comunitario Somos Padres, buscaba promover la adopción y el valor de la existencia, pero rápidamente derivó en un caos que dejó a más de uno preguntándose dónde quedaron los límites entre la libertad de expresión y el mantenimiento del orden público.
Cuando la devoción se topa con el deber
Según los relatos de testigos presenciales, la intervención policial se desencadenó por los reclamos de los asistentes debido al alto volumen de los parlantes utilizados durante el evento. Sin embargo, los participantes evangélicos aseguran que suelen predicar «en forma moderada» en la plaza, por lo que cuestionaron la desproporción de la fuerza utilizada por los carabineros.
«Lo más malo fue el actuar de Carabineros. No es de la policía chilena arrastrar a una mujer del pelo»
, afirmó uno de los oyentes de Radio Bío Bío que presenció el incidente.
Panderos volando y gas pimienta
Los registros de video muestran una escena caótica, con panderos volando para agredir a los efectivos policiales y el uso de bastones retráctiles y gas pimienta, incluso en zonas donde había niños presentes. Según los testigos, los carabineros llegaron sin previo aviso y procedieron a detener a varias personas en medio de gritos y forcejeos.
¿Dónde quedó el equilibrio?
Aunque la actividad evangélica contaba con la autorización del Municipio de Santiago, el incidente pone de manifiesto la delicada línea que separa el ejercicio de la libertad de expresión y el mantenimiento del orden público. ¿Debieron los organizadores moderar el volumen de los parlantes para evitar la intervención policial? ¿Actuaron los carabineros de manera desproporcionada al utilizar la fuerza física y el gas pimienta en presencia de menores?
Estas preguntas quedan abiertas, mientras la comunidad evangélica y las autoridades chilenas buscan encontrar un equilibrio que permita la celebración de eventos religiosos sin poner en riesgo la seguridad y el bienestar de todos los involucrados.
Lecciones Aprendidas y Caminos a Seguir
Este incidente en la Plaza de Armas de Santiago evidencia la necesidad de una mayor comunicación y coordinación entre las organizaciones religiosas y las autoridades competentes. Ambas partes deben trabajar en conjunto para encontrar soluciones que permitan el ejercicio de la libertad de expresión y el culto, sin comprometer el orden público ni la seguridad de los asistentes.
Algunas posibles vías a explorar podrían incluir:
Diálogo y Acuerdos Previos
Establecer canales de comunicación efectivos entre los organizadores de eventos religiosos y las autoridades municipales, con el fin de acordar pautas claras sobre el uso de equipos de sonido, la duración de las actividades y los protocolos de seguridad a seguir.
Capacitación y Sensibilización
Ofrecer programas de capacitación y sensibilización tanto a los líderes religiosos como a los efectivos policiales, con el objetivo de fomentar una mejor comprensión mutua y desarrollar estrategias de intervención más efectivas y respetuosas.
Espacios Designados y Permisos Claros
Evaluar la posibilidad de designar áreas específicas dentro de la Plaza de Armas u otros espacios públicos donde las comunidades religiosas puedan realizar sus actividades de manera organizada y con los permisos correspondientes.
Al encontrar soluciones equilibradas que respeten los derechos de todos los involucrados, Chile podrá avanzar hacia una sociedad más inclusiva y tolerante, donde la devoción y el orden público puedan coexistir en armonía.
