En la Avenida Los Carrera de Concepción, se encuentra el taller Todo Freno, un local que, paradójicamente, ha sido víctima de múltiples choques de vehículos que pierden el control. Pese a su nombre que evoca seguridad, este establecimiento ha sido impactado al menos cuatro veces por conductores que no logran mantener el control de sus vehículos.
Según el propietario, Edgardo Cisterna, el problema central radica en un desnivel en la Avenida Prat, a la salida del Puente Llacolén. Los vehículos que se dirigen desde San Pedro hacia Concepción aceleran sin control al llegar a este punto, lo que les hace perder el dominio de sus automóviles y estrellarse contra el frontis del local.
Cisterna ha sugerido medidas preventivas como señalización o lomos de toro, pero reconoce que su eficacia se ve limitada ante conductores que manejan bajo los efectos del alcohol, especialmente en horarios nocturnos. Van a ver un desnivel los tipos o van a ver una señalización. Nunca
, afirma el dueño, quien también critica la falta de fiscalización en la zona.
Daños Recurrentes y Costos Invisibles
Cada choque deja destrozos en las puertas de hierro, las paredes de cemento y la estructura del local. Cisterna asume personalmente los gastos de reparación, ya que los responsables suelen incumplir sus promesas de pago. A pesar de los daños, el dueño mantiene una actitud positiva y resiliente, reparando rápidamente los desperfectos con la ayuda de su equipo.
Sin embargo, esta situación representa un costo invisible para el negocio, que debe destinar recursos y esfuerzos a lidiar con los constantes accidentes. Cisterna lamenta la falta de apoyo de las autoridades, quienes no han intervenido para solucionar el problema, a pesar de que este se viralizó el año pasado.
Soluciones Creativas y Escepticismo
Durante su participación en un programa de televisión, los auditores propusieron algunas soluciones creativas, como cambiar el nombre del local a «Freno a Todos» o utilizar neumáticos como amortiguadores. Sin embargo, Cisterna se mostró escéptico sobre la viabilidad de estas ideas, bromeando que la municipalidad intervendría de inmediato.
Otra propuesta fue instalar bloques de cemento antiportonazos, pero el dueño descartó esta opción debido a la proximidad del local a un paradero de autobuses. Cisterna mantiene la esperanza de que las autoridades intervengan la zona, instalando luces LED o señalética que alerte sobre el peligroso desnivel, aunque reconoce su escepticismo sobre la efectividad de estas medidas.
Este caso de Todo Freno en Concepción ilustra cómo una ironía vial se ha convertido en un desafío de seguridad que pone en riesgo a conductores, peatones y al propio negocio. La falta de soluciones efectivas por parte de las autoridades ha dejado a Cisterna y su equipo lidiando con los constantes daños y costos, en una lucha por mantener su local a flote.