En un momento en que el debate sobre el gasto y el endeudamiento público está en el centro de la atención, se ha revelado que la deuda externa total de Chile alcanzó un nuevo récord en 2024, superando el 76% de su Producto Interno Bruto (PIB). Según cifras del Banco Central, esta deuda ascendió a US$246.899 millones, un 2,4% más que los US$240.986 millones registrados en 2023.
Este monto incluye tanto las deudas de empresas como del Gobierno con entidades extranjeras. Del total, US$46.824 millones corresponden a deuda externa gubernamental, mientras que US$31.073 millones son de bancos y US$55.128 millones de inversión extranjera directa. Las empresas no financieras, por su parte, poseen US$11,1 millones en deuda a corto plazo y US$106,9 millones a largo plazo.
Causas y Efectos de la Creciente Deuda Externa
Según expertos, el aumento de la deuda externa en relación al PIB, que pasó del 71,7% en 2023 al 76,4% en 2024, se debe principalmente a un incremento en la deuda de las empresas no financieras, mientras que tanto el Gobierno como la inversión extranjera directa no mostraron grandes variaciones.
La expansión de la deuda responde a un mayor endeudamiento de las empresas no financieras, mientras que la deuda externa estatal se mantuvo relativamente estable
, explicó el economista senior de BCI Estudios, Juan Ángel San Martín.
Los expertos advierten que este aumento de la deuda externa puede tener efectos negativos en la economía, como presión al alza en las tasas de interés, menor interés de la inversión privada y una depreciación del peso chileno. Además, existe un mayor riesgo de exposición al efecto cambiario, ya que gran parte de la deuda está denominada en dólares.
Buscando Soluciones Sostenibles
Ante este escenario, es crucial que las autoridades económicas y las empresas chilenas implementen estrategias para controlar y reducir gradualmente la deuda externa. Esto podría implicar políticas fiscales más austeras, mayor atracción de inversión extranjera directa en sectores productivos y un fortalecimiento de la competitividad de las empresas nacionales para reducir su dependencia del financiamiento externo.
Solo a través de un enfoque integral y a largo plazo se podrá garantizar la estabilidad y el crecimiento sostenible de la economía chilena, mitigando los riesgos asociados a una deuda externa en constante aumento.
