En un incidente violento que sacudió los cimientos del Parlamento serbio, diputados del partido gobernante SNS y miembros de la oposición se enfrentaron en una escena caótica, con el lanzamiento de bombas de humo, bengalas, huevos y botellas de agua. Varios parlamentarios resultaron gravemente heridos, incluyendo a la diputada Jasmina Obradovic, quien sufrió un derrame cerebral tras ser golpeada en la cabeza por una granada aturdidora.
La presidenta del Parlamento, Ana Brnabic, una estrecha aliada del presidente populista nacionalista Aleksandar Vucic, responsabilizó a la oposición, calificándolos de «banda terrorista». Sin embargo, la oposición ha denunciado repetidamente acusaciones de fraude electoral contra el SNS de Vucic en los últimos años, exigiendo la formación de un gobierno de transición que prepare nuevas elecciones «justas y democráticas».
Protestas por Corrupción y Accidente Mortal
Las protestas que han sacudido a Serbia en los últimos meses fueron desencadenadas por el colapso del techo en la estación de trenes de Novi Sad, al norte de Belgrado, en el que murieron 15 personas. La oposición y los manifestantes aseguran que el accidente mortal fue producto de la endémica corrupción en el país balcánico.
Estas manifestaciones, lideradas por estudiantes, exigen un Estado de derecho y han llevado a la dimisión del primer ministro Milos Vucevic, quien había anunciado su renuncia a finales de enero. Vucic ha anunciado que nombrará un nuevo gobierno en un plazo de 30 días después de que el Parlamento confirme la dimisión de Vucevic, a quien la oposición considera un títere del presidente.
Tensión Política y Llamado a Elecciones Justas
La crisis política en Serbia se ha agudizado en medio de estas protestas, con la oposición exigiendo la formación de un gobierno de transición que prepare nuevas elecciones «justas y democráticas». Mientras tanto, cientos de manifestantes se congregaron fuera del Parlamento, lanzando huevos y otros objetos contra el edificio.
La situación en Serbia refleja una profunda división política y social, con la población exigiendo un cambio en la gobernanza del país y una lucha efectiva contra la corrupción. El futuro político de Serbia dependerá de la capacidad de las autoridades para responder a estas demandas y restaurar la confianza de los ciudadanos en el sistema democrático.
