En un hito histórico para la Iglesia Católica, el Papa Francisco ha nombrado a Simona Brambilla como la primera mujer en asumir el cargo de prefecta de un dicasterio del Vaticano. Brambilla, ex superiora general de las Misioneras de la Consolata, será la nueva responsable del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.
Este nombramiento representa un importante avance en la búsqueda de una mayor representación femenina en puestos de liderazgo dentro de la estructura vaticana. Según datos de la Santa Sede, desde 2013 el porcentaje de mujeres en cargos importantes ha aumentado del 19,2% al 23,4%, una tendencia que se ve reforzada con la designación de Brambilla.
En un camino trazado con la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium de 2022, Francisco ha hecho posible que en el futuro también los laicos, y por tanto también las mujeres, puedan dirigir un dicasterio y convertirse en prefectas, cargo que antes estaba reservado a cardenales y arzobispos
, señala el comunicado de la Santa Sede.
Trayectoria Destacada de Simona Brambilla
Simona Brambilla, de 52 años, cuenta con una trayectoria destacada en el servicio a la Iglesia. Tras obtener su diploma profesional de enfermería, viajó como misionera a Mozambique, donde adquirió una valiosa experiencia en el trabajo de campo. Posteriormente, se convirtió en superiora general de las Misioneras de la Consolata en Italia, cargo que desempeñó hasta su nombramiento como secretaria del Dicasterio que ahora dirigirá.
Su nombramiento como primera prefecta mujer del Vaticano se enmarca en los esfuerzos del Papa Francisco por promover una mayor participación femenina en puestos de liderazgo dentro de la Iglesia. En el pasado, Francisco también ha designado a mujeres en otros cargos importantes, como Barbara Jatta como directora de los Museos Vaticanos en 2016 y Sor Raffaella Petrini como secretaria general de la Gobernación en 2022.
Un Paso Histórico hacia la Igualdad de Género en el Vaticano
El nombramiento de Simona Brambilla como prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica representa un hito significativo en la búsqueda de una mayor representación femenina en la estructura de poder del Vaticano. Esta decisión del Papa Francisco envía un poderoso mensaje de inclusión y reconocimiento del liderazgo de las mujeres en la Iglesia Católica.
A medida que la Iglesia continúa adaptándose a los desafíos del siglo XXI, este nombramiento histórico abre la puerta a una mayor diversidad y equidad en la toma de decisiones, lo que sin duda fortalecerá la capacidad de la Iglesia para servir a la comunidad global de manera más efectiva y representativa.
