Las elecciones presidenciales de Croacia han dado un resultado inesperado, con el actual mandatario Zoran Milanovic como el candidato más votado en la primera ronda, pero sin lograr la mayoría absoluta requerida para evitar una segunda vuelta. Según los datos oficiales de la Comisión Electoral del Estado (CES), Milanovic obtuvo el 49,12% de los votos, seguido por Dragan Primorac con el 19,38%.
Milanovic, quien fue primer ministro entre 2011 y 2016, cuenta con el apoyo del opositor Partido Socialdemócrata de Croacia (SPD) para lograr un segundo mandato. Por su parte, Primorac está respaldado por el partido conservador Unión Democrática Croata (HDZ), que actualmente lidera el gobierno del país.
Una campaña marcada por la corrupción
La campaña electoral ha estado envuelta en un escándalo de corrupción que ha salpicado a altos funcionarios y médicos. El ya exministro de Sanidad, Vili Beros, fue cesado por el primer ministro Plenkovic en noviembre pasado, luego de ser detenido en el marco de una investigación por supuesta corrupción.
Esta situación ha generado un clima de desconfianza y ha puesto en el centro del debate la lucha contra la corrupción, un tema clave para los votantes croatas. Tanto Milanovic como Primorac han prometido abordar este problema de manera prioritaria en caso de llegar a la presidencia.
Implicaciones para la política exterior
La Presidencia de Croacia, si bien es un cargo no del todo ceremonial, tiene cierto peso en política exterior y defensa. El actual jefe de Estado, Milanovic, se ha mostrado crítico de la intervención occidental a favor de Ucrania en su guerra con Rusia, aunque también ha condenado sin paliativos la invasión de las fuerzas de Moscú.
La segunda vuelta, programada para el 12 de enero, será decisiva para determinar el rumbo que tomará Croacia en los próximos años, tanto en el ámbito interno como en su posicionamiento en el escenario internacional.
