La Universidad de La Frontera (UFRO) ha dado un paso significativo en su estrategia de ofrecer mejores instalaciones y servicios a su comunidad. En 2020, en medio de la pandemia, la institución adquirió un hotel en la localidad de Mehuín, en la región de Los Ríos, por un monto de $580 millones. El objetivo de esta compra es transformar el hotel en un centro recreacional para los funcionarios de la universidad.
La decisión de adquirir este inmueble se tomó en la junta directiva de la UFRO, motivada por la necesidad de renovar un centro recreacional existente, compuesto por 11 cabañas, que se encontraba en un estado deficiente. Los costos estimados para reparar estas instalaciones ascendían a $300 millones.
Sin embargo, esta adquisición ha generado cuestionamientos entre los funcionarios, especialmente aquellos que fueron desvinculados recientemente. Según Ana Soto, vocera de un grupo de trabajadores, muchos de ellos se enteraron de la existencia de este hotel recién este año, mientras la universidad realizaba viajes al extranjero y pagaba viáticos que superaban los $400 mil por persona.
La situación financiera de la UFRO es, en efecto, crítica, tal como lo reconoció el Ministro de Educación, Nicolás Cataldo. Si bien descartó un posible cierre de la institución, la adquisición del hotel en Mehuín ha generado preocupación entre la comunidad universitaria, que cuestiona la prioridad de esta inversión en medio de las dificultades económicas que enfrenta la casa de estudios.
Ante estos cuestionamientos, la UFRO se ha comprometido a emitir un pronunciamiento oficial sobre la compra del hotel y su plan para convertirlo en un centro recreacional. Mientras tanto, los estudiantes de la universidad se mantienen en paro por tercera semana consecutiva, enfrentando una elección interna para elegir una nueva Federación de Estudiantes.