En la secuela de la aclamada película Gladiador, Ridley Scott nos sumerge en una época turbulenta de la antigua Roma, cuando el poder se encontraba en manos de dos hermanos emperadores: Caracalla y Geta. Aunque la cinta los presenta como una encarnación del mito de Rómulo y Remo, lo cierto es que estos personajes realmente existieron y su reinado marcó un período convulso en la historia del Imperio Romano.
El Ascenso de los Hermanos Emperadores
El camino al trono de Caracalla y Geta se inició con su padre, el emperador Septimio Severo, quien en el año 198 d.C. nombró a Caracalla como su co-emperador. Más tarde, en 209 d.C., hizo lo mismo con Geta, dando así inicio a un reinado conjunto que pronto se vería envuelto en la discordia y la violencia.
La paz que reinaba en la antigua Roma se rompió cuando Severo murió. Los gemelos emperadores jamás se llevaron bien y cuando se hicieron con el poder, ambos vivían con el miedo constante de ser asesinados por el otro.
La División del Imperio
Para evitar enfrentamientos directos, Caracalla y Geta optaron por separar sus habitaciones y, posteriormente, incluso sus palacios, con el fin de mantener distancia y evitar un conflicto abierto. Sin embargo, esta división interna del Imperio Romano solo sirvió para acrecentar la inestabilidad y la desconfianza entre los hermanos.
El Trágico Final de los Gemelos
Según los registros históricos, el encuentro final entre Caracalla y Geta fue orquestado por su propia madre, Julia Domna, a petición de Caracalla. En ese fatídico encuentro, Geta fue asesinado, ya sea por orden directa de su hermano o por uno de sus súbditos. Tras este crimen, Caracalla ordenó una damnatio memoriae, borrando todo rastro de Geta de la historia y masacrando a sus aliados.
Más tarde, en el año 217 d.C., Caracalla correría la misma suerte que su hermano, siendo asesinado por orden de Macrino, uno de sus generales, cuando se encontraba de visita en un templo cercano a Carras.
Más Allá de la Ficción
Si bien Gladiador II es una película de ficción que no busca ser un relato histórico fidedigno, la inclusión de los gemelos emperadores Caracalla y Geta ha despertado el interés de los expertos en la antigua Roma. Aunque algunos han criticado los detalles anacrónicos de la cinta, es innegable que la trama de los hermanos rivales que se disputan el poder ofrece una fascinante ventana a un período turbulento de la historia del Imperio.
La actuación de Joseph Quinn como Geta ha sido particularmente elogiada, logrando capturar la complejidad de un emperador desquiciado y megalómano sin caer en la exageración. Junto a Pedro Pascal como Lucius, Quinn forma una dupla que genera desconfianza y tensión, reflejando la inestabilidad que marcó el reinado de los hermanos emperadores.
En resumen, Gladiador II nos sumerge en una trama épica que trasciende la ficción, explorando un fascinante capítulo de la historia romana que aún hoy sigue cautivando a los amantes del cine y la historia.
