La revolución cuántica representa una oportunidad única para que Chile se posicione como un actor clave en el panorama tecnológico mundial. Sin embargo, para lograr este objetivo, es fundamental que el país desarrolle capacidades locales que no solo impulsen su competitividad, sino que lo conviertan en un exportador de innovación cuántica.
Una de las claves para alcanzar este propósito es el acceso a talento especializado. Chile cuenta con un sólido capital humano en ciencia y tecnología, que ha demostrado ser capaz de competir a nivel internacional. Pero ahora es el momento de ir un paso más allá, fomentando la educación en física cuántica y disciplinas STEM, no solo para adoptar tecnologías existentes, sino también para capacitar a las futuras generaciones en el desarrollo de innovaciones propias que puedan ser escalables a nivel global.
Construyendo un Ecosistema Cuántico Autosuficiente
El objetivo no es solo participar en la revolución cuántica, sino liderarla desde nuestra región, creando soluciones que respondan a desafíos globales. Esto requiere un ecosistema donde la colaboración entre universidades, centros de investigación y empresas permita generar un entorno propicio para la experimentación y la transferencia tecnológica.
En este contexto, empresas como SeQure Quantum han apostado por un enfoque que promueve la innovación tecnológica local. Su generador cuántico de números aleatorios, SeQRNG, no solo garantiza la protección de datos críticos en sectores como la banca, la salud y las telecomunicaciones, sino que también responde a la creciente demanda global por tecnologías de ciberseguridad cuántica que aseguren la soberanía digital de los países.
Exportando Conocimiento y Tecnología
La capacidad de proteger información sensible en tiempo real ya no es un lujo, sino una necesidad en un mundo donde los ataques cibernéticos son cada vez más sofisticados. Desarrollar estas soluciones a nivel local permite no solo fortalecer la infraestructura digital de Chile, sino también exportar conocimiento y tecnología que impacten más allá de sus fronteras.
Si Chile aspira a ser un referente en la región, debe construir un ecosistema cuántico autosuficiente, donde las startups tecnológicas y los centros de investigación locales puedan florecer. Esto implica promover alianzas estratégicas que impulsen la transferencia de tecnología y la generación de conocimiento local, de forma que la innovación desarrollada en Chile pueda competir a nivel global.
La revolución cuántica no solo nos invita a mirar hacia afuera, sino también a potenciar lo que podemos construir desde dentro. Apostar por la ciencia local y desarrollar nuestras propias tecnologías es el camino para asegurar la protección de nuestros datos y convertirnos en un actor clave en el panorama cuántico global.