¿Por qué no deberías dormir con aros de níquel?
Seguramente has dormido con pendientes en más de una ocasión. Quizás porque no ha causado ningún problema o simplemente se te olvida quitártelos. Sin embargo, esta costumbre aparentemente inofensiva puede tener consecuencias negativas para tu piel y tu salud.
Una de las principales razones para no dormir con aros es el material con el que están fabricados y la posible reacción que puede tener tu piel sensible. Si la joya no es de oro ni de plata, es más probable que te provoque una reacción en la piel. El uso prolongado de aros de níquel puede provocar síntomas y alergias como ampollas, erupciones o enrojecimiento en las zonas de contacto.
El níquel, un metal presente en algunos accesorios, puede manchar la piel y dejarla negra cuando entra en contacto con la transpiración y el agua. La alergia al níquel es un trastorno que provoca picazón, sarpullido y posiblemente ampollas en la zona de contacto. Una vez que desarrollas esta alergia, no podrás seguir usando accesorios con este metal, ya que tu sistema inmunitario responderá y producirá una reacción alérgica cada vez que estés en contacto con el níquel.
Por lo tanto, es recomendable utilizar otro tipo de joyería, como el acero inoxidable sin níquel, el acero inoxidable de grado quirúrgico, el titanio, el oro amarillo de 18 quilates, el oro amarillo sin níquel y la plata de ley.
Otros motivos para no dormir con aros
Además de los riesgos para la piel, dormir con aros también puede tener otras consecuencias negativas. Existe el riesgo de que los pendientes se rompan o se pierdan durante el sueño. Además, la presión ejercida en la oreja al apoyar la cabeza en la almohada puede dañar la perforación y hacer que se abra más. Si los aros son puntiagudos o grandes, también pueden lastimar la piel al dormir.
Por lo tanto, es importante quitarse los aros de níquel antes de dormir para evitar daños en la piel y posibles complicaciones. Si experimentas algún problema en la piel debido al uso de aros de níquel, es recomendable acudir a un especialista para recibir el tratamiento adecuado.