Introducción
¿Alguna vez te has preguntado cómo es vivir sin empatía? La doctora en psicología Patric Gagne revela su experiencia como sociópata en un ensayo para el Wall Street Journal, donde busca generar mayor comprensión hacia este trastorno de la personalidad.
La realidad de ser una sociópata
Gagne confiesa que desde temprana edad se dio cuenta de que era diferente a los demás. No sentía culpa ni compasión, y la mayor parte del tiempo no sentía nada. Esta falta de emociones sociales comunes la llevó a buscar formas de llenar ese vacío.
La psicóloga relata cómo el robo se convirtió en una válvula de escape para ella. Robar a sus compañeros de clase le proporcionaba un alivio momentáneo, como si dejara escapar el aire de un globo sobreinflado. Sin embargo, su madre descubrió su caja de cosas robadas y le hizo reflexionar sobre el impacto que sus acciones tenían en los demás.
La diferencia entre psicopatía y sociopatía
Gagne explica que aunque la psicopatía y la sociopatía comparten síntomas comunes, como la falta de empatía, existen diferencias importantes entre ambas. Mientras que un psicópata es frío y carente de emociones, un sociópata es impulsivo y puede sentir algo de empatía por su círculo cercano.
La superación de la sociopatía
Después de años de estudio y terapia intensiva, Gagne logró controlar sus impulsos y desarrollar habilidades emocionales básicas. Asegura que los sociópatas no son malos ni están locos, simplemente tienen dificultades para manejar las emociones. Muchos sociópatas llevan vidas normales, con empleos estables, familias cariñosas y amigos cercanos.
Conclusión
La historia de Gagne demuestra que la sociopatía no es una sentencia de vida sin amor ni esperanza. Compartir su experiencia busca generar mayor comprensión hacia este trastorno de la personalidad y mostrar que no está sola en esta realidad. La empatía y el control emocional pueden ser aprendidos, y cada individuo merece comprensión y apoyo en su camino hacia una vida plena.