Los cócteles con vino: una combinación perfecta
El mundo de los cócteles es vasto y diverso, ofreciendo una infinita variedad de sabores, aromas y experiencias. Entre esta rica diversidad, los cócteles a base de vino se destacan por su elegancia, historia y capacidad para combinar la tradición vinícola con la innovación mixológica. Una preparación a base de vino no solo realza sus características únicas, sino que también aporta un toque de creatividad y sofisticación a la experiencia de degustación.
Por otro lado, un aspecto distintivo de los cócteles a base de vino es su bajo contenido alcohólico en comparación con los cócteles tradicionales que utilizan destilados. Esto los hace ideales para ocasiones en las que se busca disfrutar de una bebida elegante y refrescante sin el fuerte impacto del alcohol.
Las preparaciones más populares para el verano
- Sangría Clásica: por su frescura y versatilidad. Tradicionalmente, se prepara con vino tinto, aunque también existen variantes con vino blanco o rosado. La base de vino se enriquece con el añadido de frutas frescas cortadas, como naranjas, limones o manzanas. Para intensificar su sabor, se añade un toque de brandy o licor de naranja, junto con un poco de azúcar para balancear la acidez y agua con gas o soda para darle un efecto refrescante. La sangría es perfecta para las reuniones sociales, especialmente en verano, ya que se sirve bien fría.
- Spritz de Vino Blanco: una variante ligera y burbujeante del tradicional Spritz. Este cóctel utiliza vino blanco seco como base, preferentemente un Sauvignon Blanc o un Pinot Grigio, por su acidez y notas florales. Se mezcla con agua con gas o soda para añadir efervescencia y se completa con un chorrito de Aperol o Campari para darle un toque amargo y colorido. Servido en una copa amplia con mucho hielo y adornado con una rodaja de limón o naranja, este cóctel es refrescante, ligeramente amargo y perfecto para disfrutar en un día caluroso o como aperitivo antes de una cena.
- Mimosa con frutos rojos: una deliciosa y elegante variación de la mimosa tradicional, ya que en lugar de utilizar únicamente jugo de naranja, incorpora un puré de frutos rojos frescos, como fresas, frambuesas o moras, mezclado con el jugo de naranja para obtener una base frutal y ligeramente dulce. Se añade vino espumoso frío, prosecco o champagne, para crear una bebida vibrante y burbujeante. Esta bebida es ideal para brunches o celebraciones especiales, ofreciendo un giro colorido y sabroso al tradicional cóctel de desayuno. Servida en una copa de flauta y decorada con frutas enteras o una ramita de menta, combina la elegancia con el placer de los sabores frescos y frutales.
Combina los sabores este verano
La tendencia de incorporar el vino a la coctelería no es nueva; sin embargo, se ha visto influenciada por la creciente apreciación del vino y su cultura, así como por el deseo de explorar y experimentar con nuevos sabores y combinaciones. Los mixólogos de todo el mundo están aprovechando la versatilidad del vino para crear cócteles que no solo son deliciosos sino también visualmente atractivos, a menudo adornados con decoraciones creativas que realzan la experiencia de beber.