El Síndrome de Fin de Año: una preocupación para los médicos
Diciembre es reconocido como uno de los meses más complejos, no solo por la acumulación de cansancio anual, sino porque también es una época que trae consigo una serie de compromisos y responsabilidades. Desde reuniones sociales hasta fiestas de fin de año, pasando por las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, este mes se caracteriza por un aumento significativo de la carga laboral y emocional debido al cierre del año.
Es en este contexto que algunas personas experimentan un decaimiento debido a la influencia de un clima emocional masivo. Esto se debe a que, culturalmente, tendemos a asociar las celebraciones con la proximidad de nuestros seres queridos. En muchas ocasiones, esta situación genera sufrimiento, ya sea porque no podemos estar con ellos debido a fallecimientos, distancias geográficas o conflictos en la comunicación.
Según explica la doctora Diana Cáceres, miembro de la Sociedad Chilena de Medicina Familiar (Sochimef), el denominado “síndrome de fin de año” o “fin de curso” se caracteriza por atravesar “una fase de tristeza e insatisfacción, donde existe una presión social por sentirse feliz, generando sentimientos de culpa. El cambio de año, desde una perspectiva cultural, nos insta a realizar cierres. No obstante, en cada cierre se efectúa un balance que motiva la reflexión, lo que puede provocar ansiedad y angustia”.
Atención en la salud mental
Según la doctora Cáceres, es importante prestar atención a señales que podrían indicar la presencia de un cuadro de estrés o del denominado Síndrome de Fin de Año. Desde el punto de vista físico, señala que este puede manifestarse con dolores corporales inespecíficos, cefalea, palpitaciones, dolor abdominal, cambios en el apetito y, como consecuencia, en el peso, así como insomnio y fatiga. Desde la perspectiva emocional, apunta la especialista, a menudo se observa “una tristeza excesiva, evaluación de logros frente a expectativas, comparaciones con otros. Manifestaciones de soledad y abandono, expresiones de vacío, angustia y dificultades para hacer frente a las demandas de los diferentes entornos”.
¿Quiénes se ven más afectados?
Para el doctor Gabriel Fuentes, del Centro de Salud Mental Comunitario de Los Cerros, “aunque no hay datos detallados, nuestra experiencia indica que las personas en situación de vulnerabilidad, aquellos con un nivel socioeconómico más bajo, desempleados, personas mayores que están solas y deben enfrentar las festividades con recursos limitados, o aquellos institucionalizados que están alejados de sus familias, son los más afectados”.
¡No estás solo!
En diciembre de 2022, el Ministerio de Salud lanzó la línea para la prevención del suicidio “*4141 no estás solo, no estás sola”, como parte de las políticas enmarcadas en la iniciativa Construyendo Salud Mental. En la oportunidad, el Minsal aseguró que “las semanas de fiestas de fin de año pueden ser particularmente complejas para muchas personas que se pueden sentir solas y pueden tener pensamientos sobre quitarse la vida y buscar ayuda”.
La doctora Diana Cáceres apunta a que la prevención es clave para enfrentar de mejor manera todo lo que implica el cierre de año. “Desarrollar la autocompasión de modo que se pueda abordar la culpa, evitar comparar los resultados con los logros de otras personas, ver ejemplos como inspiración más que como competencia, reflexionar sobre los logros y hacer una lista de los desafíos superados durante el año puede ser un buen comienzo”.
“Reconocer a personas en situación de abandono o soledad y elegir acompañarlas, invitarlas y estar alerta a quienes nos rodean, cuidar las horas de sueño, así como volver a adoptar estilos de vida saludables en general, como una alimentación equilibrada y la práctica de actividad física, son también claves para sortear de mejor forma las implicancias del cierre de año”, finaliza la doctora.