¡Ataque terrorista en Israel! La violencia tiene nombre y apellido

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Violencia con nombre y apellido: Ataque Terrorista contra Israel

En una era donde se busca la paz y la unidad entre naciones, es con profunda consternación y repudio que condenamos el vil ataque terrorista perpetrado por Hamas contra Israel. Un atentado que ha cobrado la vida de decenas de civiles inocentes y ha dejado a innumerables familias en el doloroso limbo de la incertidumbre, al desconocer el paradero de sus seres queridos secuestrados.

Resulta agravante que este acto de barbarie se haya llevado a cabo justo después de conmemorar los 50 años de Yom Kippur, un día sagrado que evoca la reflexión y el arrepentimiento. En lugar de aceptar la jiddush (innovación) que Israel tantas veces ha ofrecido, y la ajjdut (concordia) entre pueblos hermanos, Hamas eligió traicionar, engañar y actuar con desmedida crueldad.

Es crucial subrayar que no podemos permitirnos la tibieza en momentos tan críticos. No es suficiente condenar la violencia en términos generales, como si su origen fuese difuso o desconocido. La responsabilidad de este acto recae, sin duda alguna, en Hamas y sus colaboradores. La pusilanimidad no puede esconderse detrás de frases de buena crianza que equilibren la balanza entre agresor y víctima. No podemos permitir que la ambigüedad nuble la clara distinción entre quienes buscan la paz y quienes perpetran el terror.

Tras este momento de dolor y sorpresa, vendrá, con certeza, el tiempo de reflexión y, finalmente, el de buscar y castigar a los responsables. Israel está en su legítimo derecho de ejercerla en defensa de su pueblo y su tierra. Horroriza ver que uno de los faros de desarrollo tecnológico y uno de los países con mayor índice de transferencia y democratización del conocimiento en el mundo, reciba este ataque de barbarie y racismo.

Israel, una nación que ha demostrado en reiteradas ocasiones su compromiso con la paz y la innovación, no merece enfrentar esta amenaza constante a su integridad y seguridad. Es nuestro deber moral y ético como sociedad chilena rechazar y condenar estos actos con firmeza y claridad. Tzedek (justicia) y Shalom (paz), no están en orillas opuestas: son la condiciones basales para la solidaridad, y al compromiso irrenunciable de trabajar juntos por un futuro donde la paz prevalezca sobre el odio y la división.

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