Un momento emotivo en Gran Hermano
Recientemente, se vivió un emotivo momento al interior de la casa de Gran Hermano y los protagonistas fueron Rubén Gutierrez y Raimundo Cerda. Si bien los participantes no son muy cercanos, tuvieron una profunda conversación a la orilla de la piscina.
Un trauma difícil de superar
Todo comenzó cuando los jugadores se acercaron para hablar sobre sus diferencias luego de la discusión que comenzó Mónica por las paredes de cojines en su pieza. En ese momento, el jugador encargado de la cocina se sintió en confianza y decidió hablar con Rai sobre uno de los traumas más importantes que ha tenido que enfrentar en el encierro.
“Yo tengo un trauma muy grande con las cámaras”, dijo en primera instancia Rubén. Tras ello, le explicó a su compañero que cuando tenía 13 años alcanzó a pesar entre 180 y 190 kilos, lo que lo llevó a pasar por un difícil periodo de bullying. “Pasé un período de bullying, de obeso mórbido y no solo eso, ya que los adultos me decían, ‘pareces de 50 años’”, reveló.
La exposición constante
En la misma línea, confesó que al entrar al reality, él sabía a lo que se iba a enfrentar, es decir, a tener las cámaras las 24 horas del día. “Yo vine con una condición que sabía que iba a ser difícil, porque la exposición a las cámaras es un trauma interno mío, que llevo de por vida”, detalló. “No me afecta solo a mí, sino que a muchos gorditos, que no se toman fotos por lo mismo”, agregó.
La empatía de Raimundo
Finalmente, se pudo escuchar a Raimundo empatizando con la situación y dejándole en claro que entendía de lo que le hablaba.