La crítica de María Julia Oliván a las nuevas generaciones
La periodista argentina María Julia Oliván ha generado gran controversia tras sus declaraciones sobre las nuevas generaciones. En una entrevista en Teleshow, Oliván se refirió a cómo es acompañar a un hijo con autismo en el marco de las próximas elecciones presidenciales del país trasandino. Fue en esta instancia que la profesional de las comunicaciones expresó su sentir con respecto al nuevo panorama que se vive entre los propios ciudadanos, afirmando: «Me asusta horrores cómo se destruyó la cultura del trabajo, del progreso, del estudio, del interés».
La conductora de televisión causó controversia en el espacio, ya que hizo referencia a las nuevas generaciones con un particular discurso. «El otro día publiqué un aviso en LinkedIn para conseguir redactores y en la descripción puse que no sea o se autoperciba de la generación de cristal», comenzó diciendo. Para luego agregar: «Hay una generación que se le muere el gato y deja de trabajar. Tengo que renunciar porque estoy muy mal. Y a mí eso me impresiona. Es muy difícil convocar el interés de talentos jóvenes».
La periodista enfatizó que los jóvenes de hoy optan por trabajos menos demandantes y mucho más distendidos. Ya que, según sus propias palabras «el trabajo de hormiga no es rentable».
La opinión de Oliván sobre la cultura del trabajo y la sobreprotección
María Julia Oliván también habló sobre la cultura del trabajo y la sobreprotección en la crianza de los hijos. Según la periodista, los jóvenes de hoy en día no tienen la misma mentalidad que antes, y optan por trabajos menos demandantes y mucho más distendidos. Oliván cree que esto se debe a que los jóvenes de hoy en día son una «generación de cristal», que se siente muy afectada por las críticas y las dificultades.
Finalmente, para cerrar su idea, la periodista María Julia Oliván, indicó: «La mente inquieta, el hacer, el probar. Te va mal, dale, haz otra cosa. Es para eso la vida, para que te vaya mal y para intentarlo de nuevo. También creo que somos una generación de padres sobreprotectores, que creemos que es algo malo que nuestros hijos sufran o que se frustren, cuando es algo fortalecedor».
